La pregunta nos la han hecho reiteradamente estos últimos días en los que las altas temperaturas nos invaden: ¿Debería cambiar los equipos de aire acondicionado? ¿Cuál es la vida útil de un equipo? La respuestas a estas cuestiones no son fáciles. Entre otras razones, porque cada equipo (y el ámbito o la habitación en el que está instalado) es único. Y es imprudente generalizar.
Los fabricantes, no obstante, hablan de una vida útil de un equipo de, aproximadamente, entre doce y quince años. Pero para ello se han de dar una serie de factores que, realmente, no son muy comunes. Es decir, por un lado, un mantenimiento adecuado y periódico, como ya hemos explicado aquí, del split o unidad interior. Por otro, revisión, fijación y limpieza correcta de la unidad exterior, el consensador, del que nos olvidamos rápidamente.
Incluso, hay un tercer elemento, que es muy poco habitual. Y es un uso responsable del control de temperatura. En general, para un uso adecuado del aire acondicionado se debería tener en cuenta siempre la temperatura exterior. Y lo aconsejable es no bajar la temperatura del termostato más de cinco grados por debajo de lo que marca el termómetro fuera. Es lo suficiente para que notemos verdadero confort. Y no forcemos nuestro equipo.
Si en vez de en un domicilio particular, estamos en un local afecto al RD1826 que limita la temperatura en los locales administrativos, comerciales y de pública concurrencia a 26 grados como mínimo, no conseguiremos sensación refrescante realmente, excepto cuando la temperatura supere los 30 grados fuera. Excepto si hemos tenido la precaución de instalar equipos más potentes de lo realmente recomendable, que es 100 frigorías por metro cuadrado. Porque lo que enfría, en verdad, es el caudal…
Estas 100 frigorías por metro cuadrado es la media recomendable, pero es solo una indicación, porque la elección correcta depende de múltiple factores: superficie de las paredes, el techo, superficie acristalada, orientación, sombras exteriores, ubicación geográfica, época del año, materiales de construcción…
Hay también un error que sí que es realmente común y desalentador. Y es instalar equipos con potencia inferior a la necesaria y tenerlos funcionando con el termostato a la menor temperatura que da –que, habitualmente, suelen ser 18º–, pero que obviamente no llegan nunca a alcanzar realmente esa temperatura. Esto solo consigue un elevado consumo, ya que el compresor irá a tope continuamente (al 100% continuamente, cuando lo ideal es al 50%). Y una vida útil muy corta. Además, de provocar diferencias de temperatura entre el interior y el exterior exageradas.
Otro mal hábito es no programar nuestro equipo. Es una posibilidad que prácticamente todos los modelos del mercado incorporan, pero que se usa muy poco. Facilita el ahorro, porque permite elegir una temperatura óptima, por ejemplo, los 24 grados centígrados, y crear un espacio de confort más agradable que si llegamos a casa y lo ponemos irresponsablemente a 19 grados. Es un error creer, como hemos dicho, que bajando la temperatura enfriamos antes. No, solo gastaremos más dinero.
Una mala elección de las temperaturas, un mal uso o la falta de mantenimiento no solo condena la vida de un equipo, si no que además genera un elevado coste eléctrico. Eso es algo que reiteramos, porque no es que los equipos de aire acondicionado gasten mucho, lo que gasta es un uso irresponsable y sinsentido, como el falso mito, de que es mejor apagarlo y encenderlo constantemente.
Así que antes de preguntar si debo cambiar el equipo de aire acondicionado, lo que debemos de hacer es analizar todos estos condicionantes. ¿Tenemos realmente instalado el aparato con las frigorías que necesitamos? ¿Hacemos un mantenimiento correcto? ¿Limpiamos los filtros? ¿Nos hemos preocupado lo suficiente por el condensador? ¿Hacemos un uso responsable? ¿Cuántas horas al día realmente necesitamos tenerlo en marcha? ¿Cuándo se ha cargado de gas refrigerante por última vez? ¿Se dispara la factura eléctrica cuando lo solemos usar? ¿Hemos tenido que repararlo últimamente?
Hay averías más o menos habituales provocadas por el escaso cuidado. Como son que el equipo no expulse aire frío por los conductos o que pierda agua por el Split. También pueden ocurrir que enfría pero no lo suficiente. Necesitará entonces una reparación y llamar a un profesional. Es entonces cuando invariablemente surge la pregunta: ¿Debería cambiar de aire acondicionado?
Un ruido excesivo, incrementos inusuales en el recibo de la luz o la necesidad de llamar constantemente al servicio técnico deberían ser escenarios en los que la adquisición de un nuevo equipo es más que recomendable.
Entonces, toca otra pregunta. ¿Cuál? La respuesta también es aquí complicada, porque si no queremos volver a cometer los mismos errores, debemos de tener en cuenta algunos factores: si queremos una mayor eficiencia energética, con o sin bomba de calor, tecnología Inverter que garantice un menor consumo, acertar con las frigorías necesarias (nunca ir a lo justo) dependiendo de los metros cuadrados a enfriar, si tiene o no modo Super Quiet silencioso (en torno a 19 dB), si necesitamos un filtro antialérgico, purificador de aire fotocatalítico o incluso función de deshumificación…
Luego, también habría que tener en cuenta, más o menos accesoriamente, si además de confort, queremos estilo y diseño.
A otro aspecto al que no se le suele prestar la suficiente atención es dónde exactamente colocar nuestro split de aire acondicionado, que no solo debe depender de dónde es posible instalar la unidad exterior. La regla general de que cuanto más corto sean los conductos mejor, no siempre es acertada.
Hay que tener en cuenta, por ejemplo, dos criterios además: la cercanía de puertas y ventanas o zonas acristaladas hacia el exterior, por un lado, y dónde pasamos más tiempo en cada estancia en la que instalamos un split. Otra regla general, en este caso la de colocarlo alto y centrado, no es tampoco siempre la más eficiente.
No solemos atender tampoco a las posibilidades cada día más potentes de elegir equipos multisplit. Depende de la superficie que queramos enfriar, pero en ocasiones son muy eficaces y permiten ahorrar en inversión inicial y gasto mensual.
En cualquier caso, hoy día, dada la gran evolución que han desarrollado los equipos de aire acondicionado en los últimos años, por muy eficaz y metódicamente que se haya mantenido un equipo, si tienen más de una década están inevitablemente obsoletos. Por supuesto que pueden –y lo hemos comprobado en nuestro día a día– hacer eficazmente su tarea de refrigeración, pero cualquier equipo actual permitirá ahorrar bastante dinero en la factura eléctrica por su mayor eficiencia energética.
Además, toda esa serie de aspectos para tener en cuenta: tecnología Inverter, modo Super Quiet, purificador de aire fotocatalítico o incluso función de deshumificación… son características que han evolucionado mucho. Por ejemplo, ya hay fabricantes que están incorporando nueva tecnología de auto limpieza de los filtros con agua. Incluso otros que usan gases refrigerantes más ecológicos, como el R-32.
Si tienes alguna duda, quieres más información sobre el mantenimiento de aires acondicionados, o necesitas reparar en Cádiz el que ya tienes en casa, no dudes en contactar con nuestro servicio técnico. Estaremos encantados de asesorarte y ayudarte en esta tarea.