A veces no se le da la suficiente importancia, pero el termo es uno de los electrodomésticos imprescindibles en cualquier hogar. Y es, sin duda, uno de los que mejor se adapta a la cada vez más amplia red de gas natural. A priori, su elevado gasto eléctrico se convierte con el gas natural en mucho más asequible.
Lo ideal es contar con un calentador de agua a gas, calentadores estancos para la producción instantánea de agua caliente sanitaria. Cuando necesitamos mucha agua, antes de aumentar la capacidad es más interesante añadir un acumulador indirecto a la caldera mixta. Es decir, la solución ideal es combinar un aparato de solo calefacción y un acumulador de agua indirecto.
A veces, no hay más remedio, cuando la única energía disponible es la eléctrica, que elegir entre termos eléctricos y calentadores eléctricos instantáneos. También hay que valorar, según los presupuestos y el tipo de casa en el que vivamos, si debemos adquirir un “kit solar”. Son la solución ideal para rentabilizar un sistema solar por su versatilidad y simplicidad de instalación, compatible además con los calentadores a gas.
Aunque si se puede contar con una instalación de energía fotovoltaica, lo que a la larga permite un ahorro que alcanza el 70% respecto al gasto tradicional al mismo tiempo que se reduce la huella ambiental, lo ideal es contar con una bomba de calor.
Es suficientemente conocido que los calentadores de gas estancos, a diferencia de otros equipos de agua caliente sanitaria, necesitan aire del exterior para funcionar correctamente. Por ello, requieren conductos de evacuación especiales tanto de admisión como de expulsión de gases.
Pero luego, entre los estancos, hay múltiples modelos. Por ejemplo, los hay verdaderamente innovadores, que usan tecnología termostática para ajustar la temperatura grado a grado o los que ya disponen de conectividad móvil para poder controlar el confort desde cualquier lugar de la casa. El mando a distancia para el control de temperatura ya está, prácticamente, generalizado.
La gama alta de los calentadores de gas estancos –completamente digitales, por cierto– son los denominados de bajo NOx, es decir, con bajas emisiones de óxido de nitrógeno. Suelen ahorrar entre un 35% en la factura de agua y un 20% en la del gas. Y además presentan diseños innovadores.
Otra opción son los calentadores de condensación, que permiten reaprovechar la energía liberada durante la combustión para calentar el agua de nuestro hogar, haciendo un consumo mucho más eficiente.
La oferta existente, si entramos en modelos determinados, es tan amplia que, realmente, puede ser inabarcable. Pero, realmente, lo más importante es, antes de elegir, saber qué capacidad de agua necesitamos. En el mercado hay, por ejemplo, calentadores diseñados para altos volúmenes de consumo de agua caliente, hasta 27 litros por minuto. Pero estamos hablando de gimnasios, restaurantes, etc.
Lo habitual para una familia, por ejemplo, de cuatro personas es un termo eléctrico de 150 litros. Cualquier marca, más o menos, ofrece gamas que pueden llegar desde los 10 hasta los 500 metros. Pero las capacidades más comunes son 50, 80, 100, 200 o 500 litros. Incluso hay modelos horizontales o formatos slim que facilita su instalación, eso sí, solo los hay entre 30 a 80 litros, aproximadamente.
Los termos eléctricos, en cualquier caso, están especialmente indicados para zonas donde el agua de entrada no esté demasiado fría, donde la disponibilidad de energía sea un condicionante o donde los períodos de utilización sean discontinuos, como en apartamentos vacacionales.
Después de los litros que puede almacenar el tanque –o quizás a la vez–, por tanto, lo que debemos tener claro es el espacio del que disponemos para su colocación. Es más determinante la medida, a veces, que la capacidad. Los hay de apenas 40 centímetros de diámetro y, como ya hemos dicho, entre 30 y 80 litros. Una pregunta, no obstante, que siempre hay que hacer –porque es imprescindible– es el tiempo que tarda en calentar el agua.
Están apareciendo modelos híbridos que combinan termo eléctrico y bombas de calor. En principio, permiten economizar un 60%. El agua caliente sale inmediatamente, al abrir el grifo. No necesitas esperar a que se caliente. Eso, sí, son más voluminosos que el termo eléctrico.
No obstante, es preferible, antes que un termo eléctrico, elegir un calentador instantáneo. Aunque es también eléctrico, son más eficientes (prácticamente todos cuentan con clasificación energética A) dado que solo calienta el agua cuando se abre el grifo. Si no se necesitan grandes caudales, el calentador instantáneo ofrece agua caliente sin límite de forma estable. Cuenta con un tamaño reducido que no requiere huecos ni ventilación especiales, ni chimeneas o sistemas de evacuación de gases. Ofrecen desde los 3,4 hasta los 13,1 litros/minuto.
En la actualidad, el mercado del confort térmico está muy enfocado hacia el uso de energías renovables, servicios de conectividad y diseño de nuevas soluciones.
Muchas marcas vienen trabajando en garantizar una conectividad adecuada de los termos y calentadores –por ejemplo, vía wifi–, de modo que se pueda controlar su uso y personalizar las diferentes opciones a través del teléfono móvil o incluso mediante la utilización de asistentes de voz. Incluso están desarrollando app móviles para monitorizar su consumo y programar las calderas de manera remota para ahorrar lo máximo posible.
Por ejemplo, 45°C es la temperatura más recomendada para obtener un bajo consumo del termo eléctrico. Aunque hay otras estrategias más tradicionales, como incluir un recubrimiento extra o aislante alrededor del cilindro. Así se amplificará la capacidad del termo eléctrico para preservar el calor.
Otra recomendación es usar el termo de manera interrumpida. Es decir, el consumo de los termos eléctricos que están funcionando de forma permanente es 50% mayor al de los equipos que se utilizan de manera discontinua. Incluso, intentar un menor consumo de agua, instalando difusores.