Es indudablemente en verano cuando más miramos hacia nuestro congelador. Y, junto a la Navidad, la fecha en la que más nos planteamos la necesidad de tener o no un congelador independiente. Las inconveniencias de la vida cotidiana –el escaso tiempo disponible para ir a comprar o para cocinar– han hecho que cada vez más los productos congelados se conviertan en una necesidad. Y, claro, en el frigorífico, con su congelador integrado, nos falta espacio. Así que la solución es un congelador independiente.
Aunque todavía las marcas siguen apostando por el modelo horizontal, tipo arcón –entre de 100 y 290 litros de capacidad–, cada vez ganan más terrero otros modelos verticales, que puedan incluso formar parte de nuestra cocina. Es lo que más están demandando ahora los consumidores, y lo que las marcas están ya comenzando a ofrecer con una verdadera diversidad de modelos. Es decir, el congelador que, visualmente, no se diferencia en apariencia de un frigorífico. Y que gracias a su sistema de cajones permite una mejor ordenación de los productos.
Podemos encontrar modelos básicos de 330 € de marca blanca, clasificación energética A+ y 180 litros de capacidad a otros de 425 € con tecnología No Frost, aunque con clasificación energética A+ y 260 litros de capacidad. Sobra decir, que hoy en día el sistema No Frost debería ser innegociable frente a los modelos ventilados. Ya sabemos que genera frío de manera uniforme y que es, por extensión, el sistema que más rápidamente enfría. Además, permite seleccionar con mayor precisión la temperatura.
Aunque casi todos los congeladores, de gama media y superior, incorporan ya funciones como el Super Congelador o Fast Freezing (realmente, cada marca busca una manera propia de llamarlo), seleccionable gracias a un pulsador, que permite una congelación más rápida. Se recomienda cuando se introducen grandes cantidades de alimentos frescos y muchas bebidas a la vez, incluso se puede activar entre cuatro y seis horas antes. No obstante, para un óptimo consumo energético, también se debe dejar de usar cuando realmente ya se hayan congelado los productos.
En gama media, todos No Frost, podemos adquirir modelos de marca ya por 550 € y clasificación energética A++, con 242 litros de capacidad y descongelación automática. Ya en torno a los 900 € es posible hallar modelos en acero inoxidable con gran capacidad, 262 litros, y múltiples complementos (como hielera de torsión), sensores digitales o botón on/off. Además de funciones especiales, por ejemplo, en modelos LG: Express Freeze, Pure N Fresh, Eco Friendly, alarma de puerta, bloqueo del panel…
Por su puesto, como en todos los grandes electrodomésticos, también hay modelos de lujo que superan los 2.000 € para unos 262 litros de capacidad útil, que incorporan además baterías que garantizan unas veinte horas de autonomía en caso de corte del suministro eléctrico o hielera conectada a la red de agua. Y, por supuesto, con clasificación energética A+++.
Pero hoy día, prácticamente, todas las marcas tienen modelos verticales básicos, de gama media y de lujo. Como ocurre con los frigoríficos con congelador incorporado, la dificultad es la elección entre tanta oferta, aunque aquí, en concreto, el número de modelos en el mercado es bastante inferior.
Son muchos los parámetros a tener en cuenta, pero con algo simple que nos hemos encontrado muchas veces es que los clientes desconocen, por ejemplo, qué significan las estrellas del congelador. Cuando, de su uso correcto, depende la buena conservación de los alimentos o una mayor eficiencia energética. Nunca está de más recordarlo.
Las estrellas indican el poder de congelación del congelador. Cuanto mayor sea este, el electrodoméstico conseguirá temperaturas más bajas y congelará de forma más rápida, y por tanto, más segura. Concretamente, cada estrella significa una capacidad de congelación de -6ºC. Es decir, que lo ideal sería cuatro estrellas, con lo que llega a alcanzar temperaturas entre -22 y -24ºC. Aunque hay modelos que solo alcanzan las tres.
Porque es sabido que lo ideal es que los alimentos se congelen a temperaturas inferiores a -18ºC. Esto asegura un mantenimiento perfecto de los alimentos y permite congelar productos frescos sin riesgo y de forma rápida, sin microorganismos ni parásitos. Para evitar el famoso anisakis en pescados crudos o con preparaciones que no matan el parásito, la recomendación sanitaria es congelarlos al menos durante cinco días con una temperatura, al menos, de -20ºC. Dicho esto, aún en verano, la temperatura ideal para el congelador es -19ºC.
Otra situación que de vez en cuando debemos recordar es que un elemento congelado no se conserva indefinidamente. El pescado suele recomendarse que no se congele más de seis meses –que ya es decir–, mientras que algunas verduras podrían alcanzar un año.
Cada alimento tiene sus tiempos, que van desde el pan horneado (tres meses) al pollo y pavo (doce meses). Todo depende de sus contenidos en grasas, hidratos o azúcar. Por regla general, cuanto más tenga de estos componentes menos tiempo deben conservarse congelados. Así como hay reglas básica de separar por grupos de alimentos o congelarlos correctamente envasados, aislados o envueltos. Y, por supuesto, jamás se debe recongelar.
Los congeladores más modernos incorporan funciones de descongelado automático que facilita su limpieza. Aunque, ciertamente, lo que no se cuenta es que suelen provocar un aumento del gasto energético de hasta el 35 por ciento. Está el recurso de la autodescongelación manual, pero siempre habiendo vaciado el contenido. Si se quiere acelerar el proceso, se puede introducir, ya apagado y con la puerta abierta, una olla con agua caliente.
En caso de malos olores, es verdad que sigue funcionando la limpieza con agua y vinagre, también una pasta suave de bicarbonato de sosa y agua suele ir bien. En todo caso, un paño suave, agua templada y solo unas gotas de lavavajilla con PH neutro. Y después, sea cual sea el método elegido, secarlo con un paño suave. No usar ni esponjas ni detergentes.
Y hay quien nos pregunta por el ruido, comparado con los frigoríficos. Pues igual, o aún un poco más ruidoso sí que son. Todos, eso sí, sean de la gama que sea, están entre los 38 y los 42 dB de nivel de ruido.
Si tienes alguna duda, quieres más información sobre lo congeladores, o necesitas reparar el tuyo en Cádiz, no dudes en contactar con nuestro servicio técnico. Estaremos encantados de asesorarte y ayudarte en esta tarea.