Un microondas siempre da un buen resultado en casa, sobre todo ahora que acaban las vacaciones y comienzan de nuevo las prisas, el trabajo y el colegio de los niños. Pese a las reticencias y las leyendas urbanas son completamente seguros y prácticos. Calientan, descongelan y también cocinan –incluso al vapor o, también, fríen sin aceite– en pocos minutos, elaborando platos no precisamente fáciles. Rápidamente y sin apenas ensuciar. Además, no suponen una gran inversión.
A la hora de elegir un microondas existen varios criterios de elección. El más habitual –aunque no debería ser el primero– es según el espacio disponible. De ahí el éxito de los llamados “microondas de libre instalación con plato giratorio”, que se colocan simplemente sobre la encimera o sobre una balda. Son también los más pequeños, lo más común son de 46 centímetros de ancho y 17 litros de capacidad.
Otra opción es el “microondas integrable”, que se instalan entre los armarios de la cocina, normalmente, a la altura de los ojos, que es lo recomendable. Son mayores –los hay de 50 y 60 centímetros–, pero también suelen ser modelos con más prestaciones. Estos “integrables” –algunas marcas también le llaman “encastrables”– han ganado en los últimos años un espacio junto al horno. Ya sean en columna, uno debajo del otro, o en horizontal, uno a cada lado. Existen también la posibilidad de instalar los microondas con calientaplatos, un modo de compensar el menor tamaño frente a los hornos.
En estos modelos “integrables” hay dos posibilidades, bastante habituales ambas, según el interior. Los hay con y sin plato giratorio. Los “Sin” son recomendables –y están realmente de moda– si se pretende usar para cocinar recetas para varios comensales o usando fuentes de gran tamaño. Existen, no obstante, distintas versiones que van, por ejemplo, entre los 21 y los 36 litros. Marcas como Bosch, señalan que esta modalidad “Sin” llega a tener hasta un 56% más de superficie útil.
Básicamente, funcionan con una antena giratoria oculta bajo la base de cerámica –lisa y fácil de limpiar– que reparte las ondas por todo el interior. Hay modelos que alcanzan 90W y cinco niveles de potencia Grill. Determinadas marcas, ya están comercializando modelos que usan la tecnología Inverter –sí, la misma de los aires acondicionados–, que les permite usar un flujo ininterrumpido de potencia. Lo que les aporta una cocción más suave y precisa.
Prometen calentar, descongelar y cocinar de forma más rápida, potente y uniforme, gastando incluso menos electricidad, hasta un 17%. Incorporan para mejorar su limpieza, interior antibacterias o antiadherentes, con opciones “autoclean” con simplemente poner en su interior un recipiente con agua…
La última generación, además, incorpora nuevas tecnologías, como las que según el peso del plato o la fuente que ponemos dentro, selecciona automáticamente la temperatura y el tiempo adecuado si queremos simplemente calentar. Los últimos modelos incorporan paneles electrónicos o, incluso, displays TFT que permiten ocultar “los mandos” y facilitan así su limpieza. Otra incorporación en estos “mandos” son las recetas pre-programadas, cada vez más frecuentes.
Los “con”, más tradicionales, reparten mejor el calor, pero solo son más recomendables si el uso básicamente va a ser calentar y descongelar. Hay versiones de 17, 20 o 26 litros. Suelen tener diseños más simples, y son más baratos, sin duda.
Otra opción, frente a todos los anteriores, es el llamado “horno microonda”, cada vez más habitual. Un híbrido o “dos en uno” –aunque técnicamente es un microondas– que llega a reducir los tiempos de cocción hasta un 50%. Son los de mayor capacidad del mercado, hasta 45 litros. Algunas marcas ofrecen modelos que cocinan también al vapor o con grill.
Para el vapor, abanderado de la comida sana, siempre está la opción de hacerse con uno de los modelos denominados “horno microondas compacto con vapor”, que con sus 36 litros da la opción de 100% vapor, también más saludable.
Aunque la pregunta que suelen hacernos últimamente es: ¿con o sin grill? La respuesta es siempre la misma. Si lo quieres para calentar exclusivamente, “Sin”. Pero si lo que se pretende es cocinar y gratinar, no hay dudas. Ahora hay marcas que comercializan modelos que ofrecen, incluso, asar a la parrilla, hornear y freír sin necesidad de añadir aceite. Modelos que alcanzan hasta los 210ºC en muy poco tiempo. Otra versión de los “robots” de cocina, si se pueden llamar así, y usos verdaderamente infinitos…
Siempre hay soluciones bastantes más baratas. Hay en el mercado, en cualquier caso, accesorios denominados “grill de microondas” –y a muy buen precio–, que se adaptan a microondas sin plato. Sirven para hacer verduras, pescado y también carnes. Realmente son dos planchas, una sobre la que se pone la comida y otra, si es necesario, para “tapar”, más bien, para hacer por ambos lados los alimentos, lo que acelera su cocción. Son indudablemente prácticas, pero los desaconsejamos, porque no ofrecen garantías sobre su composición, y no suelen encajar en el interior con la suficiente seguridad.
Otra cuestión es cómo cambian los usos. Ahora, entre las acciones del microondas, aparece ya en algunos modelos una recomendación en la que no habíamos reparado: un vaso con agua con una cuchara dentro. Conviene, por tanto, poner una cuchara para evitar el sobrecalentamiento. Es decir, cuando el líquido –agua, leche, infusión– supera la temperatura de ebullición, pero no ha llegado a servir.
Hay otros trucos –con al sacar la taza ponerla de golpe en la mesa, echar azúcar de inmediato o poner la bolsita del té nada más abrir la puerta–. Todos sirven para que la taza no comience a hervir súbitamente cuando la cogemos de dentro del microondas. La cuchara –nunca un tenedor, ya que sus dientes generan una carga eléctrica y producen chispas– dentro de la taza favorece, precisamente, que la ebullición tenga lugar dentro mismo del microondas.
Ah, y vale cualquier cuchara metálica, aunque si es de un material rugoso –como la madera–, pues, mejor. Pero no es necesario. La única prevención que debemos tener es que la cuchara no toque las paredes del microondas o al menos estén a más de dos centímetros, lo que conseguiremos, por ejemplo, poniendo la taza en el centro de la placa de vidrio. Y sí, el resto de elementos metálicos están más que prohibidos.
Desde M. J. Suazo esperamos que estos consejos y recomendaciones os hayan ayudado a entender mejor el funcionamiento del microondas y por supuesto, a saber escoger según tus necesidades. Aún así, si tenéis alguna duda al respecto o tenéis un microondas averiado y no queréis adquirir uno nuevo de momento, contacta con nuestro servicio técnico. Estaremos encantados de ayudarte.